(Ubicación aproximada)
Conocida en su momento como Sandy Bay (bahía arenosa) bajo dominio británico, es uno de los lugares idóneos de la isla para veranear desde hace décadas. En este hermoso tramo del litoral menorquín, la recompensa siempre es agradable, contemplar las aguas de color turquesa que bañan el lugar, practicar submarinismo o salir en kayak. El entorno ha sabido combinar las viviendas de segunda residencia con complejos hoteleros, restaurantes y apartamentos. La omnipresente Illa de l’Aire preside sus vistas, en la que se erige uno de los faros que rodean Menorca y donde habita la celebérrima sargantana negra, una especie endémica que es motivo de recuerdo en forma de souvenir en cualquier tienda.
Situado al sureste de Menorca, el municipio de Sant Lluís debe su nombre al rey de Francia, Luis XV. Fue durante un breve periodo de tiempo en el siglo XVIII, cuando los franceses dominaron la isla y de su legado, nos quedó el tranquilo pueblecito de casas blancas que hoy constituye Sant Lluís. De hecho, las calles y plazas de la población mantienen el trazado implantado por el Conde de Lannion, gobernador Francés de la isla en quien recaería la responsabilidad de afrontar el proyecto urbanístico. Sin duda, la Iglesia y el Molí de Dalt constituyen sus construcciones más emblemáticas.
De Menorca afirman los que la visitan que es uno de los paraísos del Mediterráneo occidental, una isla que la historia ha convertido desde siempre en objeto de deseo por su posición estratégica y que ha acabado convirtiéndose, en uno de los destinos turísticos más apetecibles. Pero no solo a nivel vacacional es un lugar de ensueño, sino que vivir en Menorca, permite experimentar en primera persona el concepto de calidad de vida que uno había imaginado siempre a través de infinitud de pequeños detalles que conforman su paisaje, su gente, su tranquilidad, su luz, sus tradiciones, su gastronomía.
A nivel geográfico, Menorca es la isla más oriental y septentrional de las islas Baleares, declarada Reserva de la Biosfera en 1993 por la UNESCO. Cuenta con una extensión de 701 km2 y 216 kilómetros de costa, a través de los cuales se reparten más de 70 playas. Bendecida por un clima típicamente mediterráneo con temperaturas medias anuales al entorno de los 16,5 grados, tiene actualmente una población de 96.000 habitantes, concentrados en los ocho municipios en que se divide: Maó (capital administrativa de la isla), Ciutadella (la antigua capital), Alaior, Ferreries, Es Mercadal, Es Castell, Sant Lluís y Es Migjorn Gran. Existen otros tres núcleos urbanos, Sant Climent, Llucmaçanes y Fornells, los dos primeros en el término municipal de Maó y el último en Es Mercadal. Maó al este y Ciutadella al oeste, son los dos pueblos más habitados de la isla.
Desde el punto de vista socioeconómico, a diferencia de las otras islas del archipiélago balear, Menorca ha tenido la suerte de poder mantener durante años un equilibrio perfecto entre el calzado, la bisutería y las industrias agroalimentarias que favoreció un aterrizaje suave en el sector turístico, permitiendo preservar su paisaje y sus playas. Hoy en día sigue existiendo esta consciencia verde en todos sus habitantes, permitiendo garantizar un entorno único y singular, ideal para practicar el turismo familiar, deportivo y cultural.