Hay historias bellas que existen para ser contadas porque guardan en su interior motivos de orgullo y agradecimiento. Este es el caso de los voluntarios de la Isla del Rey, un grupo de personas anónimas que desde hace más de una década acuden cada domingo a un islote que se encuentra en el Puerto de Mahón, para sumar su esfuerzo por el bien común.
Pocos lugares despiertan tanta curiosidad en Menorca como la Isla del Rey, un islote de forma triangular de 41.000 m2 que corona al puerto natural más grande del Mediterráneo. Debe su nombre al rey Alfonso III, que desembarcó en el año 1287 para conquistar Menorca a los musulmanes.
Con el auge de la navegación, el puerto de Mahón cobró su importancia en el siglo XVIII, convirtiéndose en un espacio codiciado por las diferentes potencias europeas. Fue en 1711 durante la dominación inglesa, que se decidió construir un hospital para su armada, que posteriormente pasó a manos francesas y finalmente españolas en 1802. Siguihasta ncionamiento españolas en 1802. Siguie paso as de la Isla del Rey, un grupo de personas anó en funcionamiento como centro hasta 1964 cuando se decidió cerrar, cayendo en un abandono de hierbas y maleza que acabaron por cubrirlo hasta que en el año 2004, la Asociación de los amigos de la Isla del Hospital, quiso ponerse a trabajar para recuperar su esplendor.
Paso a paso y con mucha dedicación, han conseguido convertirlo no solo en visita obligada, sino que está camino de erigirse como un centro de interpretación del Mare Nostrum, gestionado hoy día por la Fundación de los Voluntarios de la Isla del Rey. Desde la emérita Reina Sofía de España hasta multitud de personalidades han querido acercarse en algún momento para rendir homenaje a este ejemplo de sociedad comprometida por su isla.
