Comer caracoles forma parte de la tradición gastronómica de nuestra isla pero hasta la fecha, no existía ninguna iniciativa que se dedicase a su cría y comercialización. El caracol bover (hélix aspersa muller en su nombre científico) ha sido siempre muy apreciado culinariamente en el Mediterráneo, bien guisado con cangrejo, bien cocidos sobre una plancha o a la llauna.

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Desde finales del año pasado, Lola Suñé y Rodrigo Romero han puesto en marcha la primera granja de caracoles frescos en una finca de la isla, en la que han instalado una zona de cría de 200 metros cuadrados. Sin prisa pero sin pausa, ya han conseguido empezar a suministrar a restaurantes de prestigio y entre sus planes, tienen pensada la producción de conservas, productos de cosmética y experiencias como un proyecto asociado al movimiento slow-food.

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Nos explican en la entrevista que hemos mantenido con ellos para el Blog Discovery Menorca que en el proceso para su comercialización, seleccionan los caracoles adultos de 10 gramos que pasan a secar durante dos semanas para que vacíen todas sus vísceras. Posteriormente los hacen hibernar durante una semana más a unos 4 grados y los acaban suministrando vivos a restaurante o particulares, en unas bolsas de malla. Lo simpático del caso es que el proceso lo realizan en unas antiguas instalaciones en las que antes se maduraba queso pero que estaban en desuso.

Es Caragol

Auguramos mucho futuro a estos chicos de Es Caragol de Menorca, como así se llama su empresa y esperamos que su buen hacer se pueda consolidar. Talento e iniciativa, no les falta.