La abarca es y sigue siendo el calzado típico hecho en Menorca, un trabajo artesanal que nace de un cuidadoso proceso de confección trazado a mano, desde la selección de las mejores pieles, el dibujo de patrones, el corte, el cosido y el repunte hasta el acabado final y el envío. Un calzado muy resistente que nació predestinado para el mundo rural pero que hoy día, calzan reyes y modelos en pasarelas. ¿Pero cómo se fabrica una abarca?
Para saberlo, nos hemos ido a la fábrica que MIBO COSITS tiene en Es Migjorn, cuna del calzado menorquín de la que han salido los mejores artesanos del calzado de la isla. Nos atiende Miquel Pascual, gerente y co-propietario con más de treinta años de experiencia en el sector.
El primero en intervenir es el diseñador y co-propietario, Bosco Moll Gomila. Porque la inspiración no surge nunca de la hoja en blanco, será él quien hará el primer boceto, el primer trazo. La fina línea que va del escoger al equivocarse y volver a empezar. De la imaginación a la belleza.
A continuación interviene el patronista. Dicen que la empresa más difícil es hacer realidad una idea. Si el futuro de la abarca lo marca el presente, el patronista tiene mucho que decir.
Y de la creatividad a la precisión, a la fineza del corte perfecto con el cortador. A la responsabilidad de un oficio que se adquiere con los años, para trazar el camino perfecto. De sus manos dependerá el refinamiento posterior. El momento de los divididos y los rebajados. La textura de la piel que acaricia el pie, el refinamiento del acabado en el modelo que está a punto de ver la luz. La abarca, en estado puro.
Ya casi en la fase final, intervendrá la aparadora que coserá las abarcas con hilo grueso, con hilo de zapatero. La estocada final, el engranaje perfecto entre la tira y la pala. Con la abarca recién creada, a punto para hacer camino en una simbiosis perfecta entre el molde y el pie.
Para acabar las manos expertas del zapatero, calzará la horma que es el alma de la abarca, ya que esta hace el trabajo de modelar la piel y nunca se ve en los escaparates.
Pero antes de su viaje final, en MIBO repasan una a una, abarca por abarca para que el cliente reciba un tesoro en sus pies.