Uno de los pescados más queridos para los menorquines es el Xyrichthys novacula, conocido en Menorca como “raons”. En otros puntos del país lo llaman galán, loro, lorito, bodión o gorrión. Es un pez pequeño, de carne fina y blanca, tan sabrosa que se acostumbra a pagar a sesenta euros el kilogramo, como si se tratara de una gamba. La mejor manera para degustarlo es sencillamente frito. La piel se vuelve rica, crujiente y su carne se funde en la boca. Los restaurantes de la Isla lo incluyen como delicatesen en sus cartas y chefs de prestigio como Carme Ruscalleda, también lo consideran un must de sus famosos menús estrella Michelin.
Estos peces celestiales son muy abundantes en las Islas Baleares y a partir del el día 1 de septiembre, los pescadores salen con sus “llaüts” a su encuentro. La veda alarga desde el 1 de abril hasta el 31 de agosto y los pescadores deportivos, pueden pescar como máximo 50 piezas al día o 5 kilogramos en total.
Es un pescado de fondo, que se entierra en la arena. Más de un pescador ha sufrido sus pequeños mordiscos porqué es vigoroso y escurridizo al intentar sacar el anzuelo (¡parecen pirañas!). Por cierto, cambia de sexo; cuando es hembra tiene una coloración anaranjada y cuando se convierte en macho, pasa a otra de verde azulada. Un macho lidera a un banco de hembras pero en el invierno desaparece y o se sabe dónde va.
¡La mejor manera de conocerlo es probándolo!