Dicen que Menorca está entre los mejores destinos para practicar kayak del Mediterráneo y no es una cuestión de romanticismo. En primer lugar, la isla tiene una dimensión pequeña con lo cual, en caso de viento severo, se puede ir al otro lado y disfrutar de aguas tranquilas en buenas condiciones. En segundo lugar tiene unas maravillosas rutas que recorrer formada por calas estrechas, cuevas navegables, escollos, pequeñas albuferas, islotes de fácil acceso e impresionantes acantilados. Y en tercer lugar, sus aguas cristalinas y transparentes forman el círculo perfecto.
Otro de las ventajas es que Menorca tiene muchos puntos de desembarque, sobretodo en el litoral del sur, llena de pequeños rincones marineros y pintorescos puertecitos. Además, el sur tiene una menor dificultad de navegación en kayak que por el norte. La ventaja de la zona del norte es que destaca por ser más virgen, formada por salvajes acantilados y cuevas todavía sin explorar pero sin embargo, con menos accesos a tierra en caso de un brusco cambio de tiempo.
Se puede realizar una vuelta a la isla de 216 km en 10 etapas, parando en Mahón, Es Grau, Addaia, Fornells, Binimel·là, Cala Morell, Ciutadella, Cala Galdana, Son Bou y la playa del Aire. Para los que estén en una buena forma física, se puede hacer incluso en 7 etapas haciendo paradas en Mahón, Favàritx, Cavalleria, Cala Morell, Son Xoriguer, Sant Tomàs y Biniparratx.
Y si simplemente tenemos ganas de probarlo, podemos ir por ejemplo a Cala Galdana y hacer una ruta de ida y vuelta, llegando hasta las calas paradisíacas de Macarella, Turqueta o incluso, hasta Son Saura. En este tramo podremos entrar en cuevas y descubrir rincones escondidos, imposibles de acceder sino fuera en nuestro kayak.
La etapa recomendable para los principiantes de 11 quilómetros es la de Cala Galdana a Son Bou. Se recorren playas y calas de arena blanca con muchos tramos de fácil acceso a tierra.