Aún siendo una isla de tamaño pequeño, Menorca tiene una riqueza floral muy fecunda que incluye más de 1.200 especies diferentes. Precisamente por el hecho de ser una isla, hace que la evolución de estas especies funcione de manera distinta cómo sucede en la península y por ello favorece la aparición de endemismos, es decir, plantas y flores que únicamente encontraremos aquí. En nuestro paseo por los bosques menorquines, podemos encontrar pinos y acebuches pero en un estadio segundo de vegetación, nos aparecerán las orquídeas salvajes.
La veneración por este tipo de flores surge no solo de los propios naturalistas, que a día de hoy siguen estudiando su forma y sobretodo, su polinización, sino que su importancia se extiende a nivel mundial por su gran belleza y forma singular. Quizás estemos más acostumbrados a encontrarlas en las floristerías pero poderlas observar en el campo de Menorca, es una de las maravillas que nos regala el paisaje cada primavera. Si tenemos suerte y nos fijamos bien, podremos encontrar hasta treinta orquídeas diferentes en Menorca.
Dos de las más comunes a nivel local son la abejera roja, conocida en la isla como ”mosca roja” (Ophrys tenthredinifera) y el espejo de venus o “mosca azul” (Ophrys speculum). Ambas son del géneroOphrys, cuyasflores se parecen a los cuerpos de los abejorros y de otros insectos. Una curiosidad es que sus flores producen sustancias aromáticas. No son las feromonas que segregan las hembras de los insectos, pero tienen sustancias que pueden resultar atractivas y estimulantes para los insectos machos. El botánico más universal de todos los tiempos, Charles Darwin dedicó un libro entero al estudio de la polinización de las orquídeas que hoy en día se sigue trabajando en la mayoría de universidades como la UIB.