Dicen que en primavera ya huele a verano porque entre otras cosas, han desaparecido los riesgos de las bajadas de temperatura. Y es a partir de los meses de abril y mayo cuando lo que se tiene que vigilar es el riego en función de la meteorología y la proliferación de malas hierbas y plagas.
Para empezar, en abril teníamos que acabar plantar el maíz, las espinacas, las acelgas, los calabacines, los pepinos, los girasoles, los pimientos y los tomates. Así mismo ya se podían sembrar también las hortalizas y frutos de verano como calabazas, sandias, melón, judías y moniatos.
Por otro lado, si en su momento plantamos ajos, alcachofas, coles, endivias o habas, ahora estaremos a punto de su recolección. ¡Que alegría tener los primeros alimentos del año!
Una de las malas noticias del huerto en esta época del año son las plagas. El pulgón es el más común. Es pequeño, negro, y aprovecha los brotes tiernos para succionar la savia de la planta, sobretodo de las leguminosas. Como siempre, mejor más vale prevenir que curar y la prevención con las platas aromáticas, repelentes que habíamos explicado en anteriores posts será el mejor antídoto. La planta estrella contra el pulgón es el tomillo pero también podemos recurrir a la albahaca, la salvia, el ajo o la menta.
Si con medidas no han sido suficientes, aconsejamos remedios ecológicos para eliminar al maldito pulgón como el extracto fermentado de medio kilo de hojas de hiedra en cinco litros de agua. Otra solución es hacer infusiones de melisa (25 gramos de planta fresca para medio litro de agua) o menta piperina (50 gramos de planta para medio litro de agua), se dejan enfriar y se pulverizan directamente sobre la afectación.