La visita del Rey de Qatar a Menorca en 1988, un pequeño país de 22.014 kilómetros y gran productor de petróleo, no pasó desapercibida en nuestra isla. Su flamante yate bautizado como Al Menwar, entraba en el Puerto de Mahón en una calurosa noche de verano pero su imponente eslora de 63 metros, impresionaba a todos los presentes. Construido un año antes por el astillero Cantieri Navali Nicolini, tenía en su interior al Sheikh Khalifa bin Hamad bin Al Thani, padre del actual Emir de Qatar.
Por la mañana, había estado fondeado en la Bahía de Fornells donde el emir de Qtar y sus invitados habían almorzado a bordo una caldereta de langosta servida por el desaparecido restaurante Es Pla. Al día siguiente de descansar frente a la Estación Marítima del Puerto de Mahón, el yate zarparía rumbo a Cabrera.
Lo que seguramente no faltaba en este este espectacular barco equipado con toda clase de lujos y artilugios náuticos de última generación eran las motos acuáticas, que hace 30 años irrumpían como gran novedad en las aguas menorquinas. El nacimiento de estas potentes máquinas marinas causaban sensación en las playas por su novedad y sobretodo por la potencia que eran capaces de desarrollar. Silenciosas, manejables y fácil de conducir, las motos del mar llegaban en 1988 para quedarse