En el skyline de la isla de los cinco faros, tal como bautizó a Menorca el escritor Ferran Ramón Cortés en un libro imprescindible para los profesionales de la comunicación, ocupa un lugar especial el faro que se encuentra enclavado en el islote de la Isla del Aire.
Será porqué en su momento estuvo considerado el faro más alto de Balears (cincuenta y tres metros sobre el nivel del mar), será porqué sus habitantes son unas lagartijas endémicas de color negro que se han mimetizado con el color del islote para despistar a depredadores. La Isla del Aire ha sido siempre un sitio muy querido del litoral menorquín y también uno de los más fotografiados.
Ubicado al sureste de Menorca, se encuentra a escasas millas desde la playa de Punta Prima, la costa sur o S’Algar y dada su relativa cercanía, se convierte en lugar ideal de excursiones para observación de las lagartijas así como del propio faro. Merece la pena alquilar una embarcación y hacer la salida. El islote tiene solo treinta y cuatro hectáreas y para preservar el territorio, se recomienda no salir del camino marcado.
Uno de los mejores lugares para poderlo avistar es desde otro vestigio histórico que forma parte del patrimonio histórico de Menorca. Se trata de una antigua torre de defensa construida en 1786 durante la dominación española de la isla que ha sido restaurada como casa de colonias hace pocos años. Desde la parte superior de la torre, se puede contemplar nuestro faro rodeado de una degradación de azules impresionantes.
En Bonnin Sansó disponemos de una casa a la venta que goza de magníficas vistas sobre este espectacular conjunto patrimonial histórico.