Los poetas han descrito muchas veces a Menorca como la isla del viento y de la calma. Un viento que mueve y que transforma el paisaje durante todo el año, que peina los campos, que moldea sus acantilados, que condimenta con sal, la hierba con la que las vacas se alimentan. Un viento que es arte y parte de la vida de los habitantes de Menorca cuya famosa tramuntana, ha inspirado más de una canción y ha llenado el refranero popular de sabiduría: “Vent de Tramuntana, si no mor en es tres dies, dura una setmana” (Viento de Tramuntana si no muere en tres días, dura una semana).
Durante el verano soplan habitualmente el gregal (NE), xaloc (SE) y migjorn (S). En la primavera y otoño soplan el llevant (E), llebeig (SO) y ponent (O). Y es durante el invierno cuando soplan el mestral (NO) y la tramuntana. Este viento del norte se mueve de media a unos 23 kilómetros por hora pero puede llevar ráfagas de hasta más de 100 kilómetros por hora.
Disfrutar de la tramuntana fuerte de Menorca se ha convertido en un auténtico espectáculo para poder comprobar como la dulzura del mar transparente y paradisíaca que reina en el viaje por el Mediterráneo, se torna viva y dominante, especialmente en la costa norte de Menorca. Cuando sopla en verano, refresca y seca el ambiente de manera providencial.
Los días de temporal, resulta una costumbre para los menorquines el poder ir a observar como las olas golpean el Faro de Favàritx, de Cavalleria o de Punta Nati. Otros lugares de fácil acceso con el coche son Playa Tirant, la bocana de la Bahía de Fornells, Cala Morell, Algaiarens, al norte de Arenal d’en Castell o Na Macaret. Para los surfistas, son sus días ideales.