Aunque nos pueda parecer que la relación de Menorca con el mundo del caballo es exclusiva de sus fiestas patronales, la vinculación con la isla se extiende mucho más allá. Un ejemplo de ello son las Carreras de Trotones, una competición al trote con enganche cuya tradición forma parte de todas las Islas Baleares. Mahón y Ciutadella tienen dos hipódromos activos en los que durante todo el año, se citan los aficionados para pasar un día en las carreras.
Son competiciones circulares de caballos en las que no está permitido galopar y donde el que se encarga de conducir al animal, va sentado en un carretón ligero conocido como cabriol, que está sujetado al lomo del equino. Tan solo queda esperar a la salida y apostar por el caballo ganador para disfrutar al completo del espectáculo que ofrecen tanto en el Hipódromo de Mahón como en el Hipódromo de la Torre del Ram en Ciutadella.
El calendario de competiciones incluye desde las tradicionales “Diadas” hasta las jornadas que promueve la Federació Balear de Trote con periodicidad prácticamente semanal así como la emblemática cita del 1 de mayo para un total de 336 pruebas. La primera en Mahón que organiza la Sociedad Hípica del Noble Bruto arranca precisamente el primer día del mes de enero, como es tradicional.
De hecho, cada mes hay actividad prevista sin importar verano o invierno aunque los meses más activos son mayo, junio y agosto, en los que incluso se programan carreras nocturnas. Sin duda, la calidad de los trotones menorquines, mezcla de yeguas anglo-normandas y puras sangres ingleses, daneses, franceses y españoles les otorga un perfil ganador más allá de nuestra isla con los que muchas veces consiguen hacer podio en campeonatos nacionales e internacionales. Por cierto, resultan inspiradores los nombres con los que se bautiza a estos nobles competidores: Scherzo, Bolide D’Occagnes, Otello, Bloom d’Arlau o el famoso Trébol.