Decisiones que se toman en un instante y que cambian el rumbo vital de las personas para siempre. Mauro Tagliabue y su esposa Rita decidieron venir a vivir a Menorca hace menos de un año después de haber vivido durante más de cincuenta en Italia, en el lago di Como, en la zona de la Lombardía. Después de media vida trabajando como propietarios de una agencia de distribución musical, con centenares de kilómetros recorridos a diario, una agenda repleta de compromisos y más de 150 clientes de todo el mundo, se dieron cuenta que tenían que plantearse un nuevo futuro.
En su destino se cruzó una revista que hablaba sobre Menorca y quedaron tan fascinados, que decidieron poner su casa y su empresa en venta, para poder venir a vivir hasta aquí. Con sus hijos ya casados y sin sus perros queridos, les sobraban metros cuadrados por todas partes y no querían continuar con el mismo ritmo que llevaban. En setiembre vinieron a Ciutadella y en pocos días compraron su futura casa en el casco antiguo. Regresaron a Como para entregar las llaves de su anterior domicilio y el 12 de enero, hicieron el traslado definitivo para poder vivir en Menorca. La fecha era especial porque coincidía con su aniversario de boda.
La calidad de vida que encontraron aquí, transformada en grandes dosis de tranquilidad y optimismo por parte de los menorquines, les enamoró desde el primer momento. Se sentían afortunados de haber descubierto Menorca, y quizás esta fortuna fue la que hizo que también encontrasen trabajo sin buscarlo. Un día se encontraran con un anuncio en el que Bonnin Sanso necesitaba un nuevo comercial para su oficina de Ciutadella y Mauro decidió enviarles su currículum. A las pocas semanas, entraba a formar parte del equipo.
Desde entonces, su vida ha cambiado por completo. Puede ir caminando hasta la oficina, vive plenamente integrado en el casco urbano con su mujer, han celebrado su primer Sant Joan como unos vecinos más y siente que ésta es la tierra donde quiere quedarse para siempre. No puede pedir más a la vida.