Cuando llega la Navidad tenemos ganas de disfrutarla y seguramente por eso nos volvemos más tiernos e inocentes y la alegría nos invade. Vestimos nuestros hogares del color navideño porque es una manera de compartir esta magia que cada año nos transforma a todos un poco, ¿verdad?
Cualquier espacio es bueno para poner una guirnalda, una corona, un centro, unas velas o unas luces. Estrellas, simulaciones de nieve, calcetines con papeles de regalo y como no, un árbol y un belén. Los colores predominantes son los rojos, verdes y dorados pero la combinación con el color blanco, plateado o a tonos naturales siempre queda bien.
El primer lugar para decorar es la puerta de la casa, donde las reinas son las coronas. Se pueden comprar pero una buena opción es hacerlas tu mismo, con lanas, corchos de botellas ligados y pegados. Otra opción es hacerlo con pinzas de tender pintadas, verde, rojo o dorado.
El adorno más navideño son las bolas de navidad a escoger entre las miles variedades que se venden o podemos dejar correr nuestra imaginación pintando las bolas de motivos navideños o con caras, también incrustando purpurinas, o rellenándolas de arena, objetos, recortes de letras o construirlas nosotros mismos si somos manitas.
Para los más pequeños de la casa, tener un regalo diario durante el adviento se convierte en una fiesta continua. Podemos comprar los calendarios de adviento de cartón con chocolatinas o también podemos intentar hacerlos nosotros mismos.! Podemos utilizar cajitas compradas, sobres o diseñar espacios con cartulinas, cajas recicladas o hasta tubos de papel de WC. El medio ambiente nos lo agradecerá. A partir de aquí podemos pintar, pegar papeles de colores y sobretodo, no olvidemos poner el día y el regalito.