La llaman la cuarta revolución industrial por el cambio que ha supuesto en la manera que tenemos de relacionarnos, de comunicarnos, de trabajar. Sin duda, internet nos ha abierto la puerta a un progreso social y económico que está generando un impacto difícil de calcular en cuanto a oportunidades y costes.
Lo vemos desde hace tiempo en el sector de la intermediación de inmuebles, del que Bonnin Sanso hace treinta años forma parte. La liberalización del sector que se produjo en su momento, sumada a la aparición de las nuevas tecnologías, ha propiciado la proliferación de gran cantidad de personas que se erigen también como intermediarios, contando tan solo con una página web y un ordenador. Ni siquiera una oficina física donde encontrarlos.
Los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria Colegiados como nosotros, contemplamos atónitos toda esta revolución en la que aparentemente el consumidor debería salir ganando aunque por desgracia, nos llegan cada día más noticias de casos en los que una compraventa mal gestionada, acaba por convertirse en una pesadilla para el comprador o el vendedor.
Depositar la confianza en según que intermediario para gestionar un patrimonio, sin tener en cuenta su solvencia, la trayectoria que lo avala o por ejemplo, el hecho de estar respaldado por un colegio profesional, es contraproducente y atenta contra toda cautela que uno debería tener en la vida.
Nuestra recomendación desde siempre es que antes de comprar, vender o invertir en inmuebles, compruebe quien es quien en este sector ya que se asegurará que la operación tenga la garantía, el compromiso y la eficacia de un profesional solvente.