En el post del mes pasado sobre huertos urbanos, explicamos las claves a tener en cuenta para conseguir tener un huerto en casa. Hoy queremos dar un paso más y ofrecer algunos consejos sobre la plantación. Lo primero que tenemos que decidir es si hacemos siembra directa o utilizamos un semillero. El semillero es practico porqué reduce el tiempo de cultivo y disminuye las amenazas de las malas hierbas aunque, por otro lado las raíces pueden sufrir durante el trasplante al destino final, una vez germina, cosa que no pasa con la siembra directa. Si por ejemplo queremos plantar lechugas y tomates, aconsejamos utilizar un semillero mientras que si queremos plantar zanahorias, mejor la siembra directa. También mejor optar por siembra directa para el calabacín y el pepino. Como semillero podemos utilizar un vaso reciclado, un envase de yogurt o se venden unos potes de turba que son muy cómodos porqué permiten trasplantar sin tener que sacar la planta del tiesto.
Antes de plantar, nos podemos preguntar cuantas semillas poner y a qué profundidad. En teoría sólo necesitaríamos una semilla para cada planta pero es probable que no germinen todas y por ello, mejor poner dos o tres. ¡Cuidado en poner muchas semillas de zanahoria juntas en el huerto porqué no nos conviene que estén juntas!
La semilla se tiene que dejar a una profundidad de una o dos veces su medida. Los hortelanos novatos suelen tender a enterrar las semillas a demasiada profundidad. Por ejemplo, enterrar la lechuga a 2 milímetros es más que suficiente. Si las semillas tienen las condicionas óptimas, de temperatura y humedad, germinarán en una semana. Las más lentas son la zanahoria, el perejil o el apio. Si dejamos en remojo las semillas unas horas antes de plantarlas, ayudaremos a su germinación.
Si hemos utilizado un semillero, el momento de trasplante se debe hacer cuando las raíces de la planta hayan invadido todo el recipiente.
¡Si os animáis, nos podéis mandar vuestras fotos de vuestro huerto!