El espárrago es uno de los vegetales más habituales en el paisaje mediterráneo menorquín. Fácil de localizar en los bosques y márgenes durante los meses de febrero hasta mayo. Para los urbanitas, se trata de un brote inmaduro de la planta esparraguera, que aún no se ha espigado para formar una rama.
Ir a buscar espárragos es una manera de pasear por el maravilloso paraíso que es Menorca y llegar a casa satisfecho por el tesoro obtenido, que esconde detrás una recompensa gastronómica. El espárrago crece buscando el sol. No es fácil de observar a simple vista y por eso, cuando hayamos encontrado una esparraguera, tenemos que fijarnos la mirada en la planta para encontrar algo recto, proveniente del suelo, fresco y verde subido. Se puede cortar directamente con las manos y se recomienda hacerlo el máximo de largo. El truco es detectar la parte fácil de cortar situada casi al final del espárrago, en la zona más dura para el paladar.
El espárrago tiene propiedades esenciales para mantener la vista, fortalecer la piel, los cabellos y los huesos, evitando el envejecimiento prematuro y ayudando a evitar la fatiga. Es rico en betacaroceno, vitamina A, B, hierro y es hipocalórico. Además, sus encimas de asparagina tienen propiedades diuréticas.
Una buena manera de degustarlo es acompañando la tortilla. Primero se les quita las colas que no hemos cortado bien al recogerlos. Después se tienen que lavar un poco, se cortan y se fríen con poco aceite durante poco rato hasta que nos suba el perfume del esparrago. Si podemos, mejor hacer la tortilla con huevos ecológicos de Menorca porque nuestra tortilla de espárragos nos sabrá a gloria!