Cuando se aterriza por primera vez en Menorca, se podría pensar que se ha llegado a una isla de pequeñas dimensiones pero en realidad, no lo es tanto. La belleza de Menorca es muy diversa, cada persona podría destacar una cualidad diferente, y lo más sorprendente es que pese a haber nacido aquí, yo sigo todavía descubriendo nuevas vertientes cada día. De hecho, en mi tiempo libre me dedico a recorrerla, haciendo distintas rutas por el Camí de Cavalls. Me gusta sobretodo pasear cerca del litoral porque me relaja mucho estar delante del mar y poder contemplar las impresionantes vistas que nos ofrece nuestra isla. Cualquier época del año es buena, ya que nuestra climatología nos regala más de 9 meses de un tiempo muy agradable.
Algunas veces me acompaña mi hija de 12 años, pero tengo que confesar que me cuesta un poco convencerla porque me dice que ¡le da pereza ir a caminar! Sin embargo, una vez la tengo en marcha y con las bambas puestas, disfruta incluso más que yo. A veces, cuando llegamos a una playa, le dejo que se bañe como premio a su esfuerzo. Nos encanta salir juntas y compartir estos ratos libres que nos regala la vida. Me siento una afortunada al poder vivir en esta isla tan maravillosa del Mediterráneo donde la calidad de vida se nota en todos los rincones.
PILAR MONJO, comercial de Bonnin Sansó en Ciutadella
