Menorca cuenta desde esta primavera con el Centro de Arte e Historia Hernández Sanz, un espacio museístico de más de 1.000 metros cuadrados especializado en los siglos XVIII y XIX, con especial acento en el período de la dominación británica.
Acoge la exposición Ca n’Oliver una casa señorial enclavada en el centro de Mahón, exponente de la pujanza de una clase social, la burguesa, el espíritu emprendedor y el gusto por el arte y la cultura que caracterizaron la Menorca de aquella época.
La casa fue levantada por Llorenç Oliver a finales del siglo XVIII, siguiendo el patrón de las mansiones de los ricos comerciantes que amasaron su fortuna, en parte por la posición estratégica de la Isla, que se disputaban las principales potencias navales.
Una de las mejores torres de vigía, que permitía otear el puerto y controlar la llegada de embarcaciones, corona un sólido edificio cuya restauración ha sacado el máximo partido a su pequeño patio, su soberbia y luminosa escalera y sus amplias estancias.
Destacan las pinturas murales que, pese a estar pendientes de restauración, embellecen el conjunto, obra de los artistas sicilianos Stefano Cotardi y Giuseppe Patania quienes cobraron una generosa suma para no volver a trabajar en Menorca.
Así, la decoración de Ca n’Oliver se convirtió en algo exclusivo y es hoy, junto al saber histórico que alberga, uno de los principales motivos para acercarse a este tesoro escondido en el corazón de la ciudad.